Colors primaris
domingo, 24 de julio de 2011
lunes, 21 de febrero de 2011
A trancas y barrancas
“El Estado de derecho está preparado para impedirlo”, así se pronunciaba hace unos días el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, respecto a la posibilidad de un plan B por parte de la izquierda abertzale. El artículo de La Vanguardia se cierra diciendo que “Rubalcaba defendió [...]que se respete el distinto cometido de cada institución y, en suma, la división de poderes”.
Unas declaraciones contradictorias. ¿Qué sentido tiene que un Estado, si es de derecho, esté preparado para negarle a la izquierda abertzale un derecho como es el de expresarse libremente mediante la vía política? ¿No define ese concepto la subordinación del poder del Estado al judicial? Entonces, ¿por qué a veces parece que ha nacido otro poder más moderno, mezcla del judicial y el ejecutivo?
Lo que la Fiscalía le pide ahora al Tribunal Supremo roza la paradoja, como explica el editorial de La Vanguardia de hoy. Además, en el texto se explica que: “en un Estado de derecho, el control de legalidad previo ejercido sobre entidades en vías de constitución ha de limitarse al control de los requisitos exigidos por la ley según la documentación aportada y las declaraciones efectuadas, pero sin que quepa decidir en función de la prevención de actividades futuras: se trata de un control obstativo (si hay o no obstáculos legales) y no de un control preventivo”.
A este discurso, proveniente de un medio de comunicación poco dado a la radicalización, se le puede añadir el de Txelui Moreno en la rueda de prensa del pasado jueves 17, para acabar de dibujar la situación con trazos más duros.
El portavoz de la izquierda abertzale hizo varias veces referencia al "miedo del Estado a confrontar un proceso democrático", poniendo como ejemplo “el fracaso del acuerdo de Loyola”, en palabras suyas. Unas afirmaciones que encajaban bien con las de la también presente Anna Gabriel Sabaté, regidora de la CUP. Ella, que habló primero, explicaba como “el Estado ha optado por no llevar a cabo una transición definitiva del Régimen anterior”. ¿Hasta ese extremo se ha llegado?
Txelui Moreno también quiso enfatizar dos claves de esta nueva etapa. Una es la unilateralidad, el cambio del concepto de negociación que ha pasado de ser el objetivo a convertirse en parte del proceso, unida a la máxima de que no han de depender siempre de la firma y el consentimiento del Gobierno español, “hay que hacer pueblo todos los días, no esperar al día D”. La otra clave radica en mantener la unidad de la izquierda abertzale que, como repitió a lo largo de su discurso, está muy fragmentada.
A trancas y barrancas, ¿es así como está evolucionando la situación o sólo es la imagen que se da? Si tan peligrosa es la participación de Sortu en la política, ¿por qué tanta gente está saliendo a la calle para defenderlos?
En el fondo, tal vez todo es cuestión de quién pone los palos en las ruedas y quién es capaz de sacarlos.
martes, 15 de febrero de 2011
jueves, 3 de febrero de 2011
Els nostres drets
Els líders dels sindicats majoritaris són els nostres grans protectors. Sort d'ells que com diuen, gràcies a la vaga general de setembre han aconseguit arribar a aquest gran acord social. Gràcies per fer-me escriure tantes paraules seguides en cursiva, però la protesta continua.
Manifestació 27G from alícia fàbregas on Vimeo.
Manifestació 27G from alícia fàbregas on Vimeo.
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miércoles, 26 de enero de 2011
¿Hasta la victoria siempre? (Elegir)
Quedarse
Aixa tiene veintiún años y la posibilidad de viajar a EEUU cuando quiera. Su hermano se fue para allá hace dieciocho años y ha reclamado a sus otros dos hermanos varones. Aixa se quedó aquí con su madre y vive del mercado negro. De lo que le trae su hermano o lo que compran ellas cuando van a visitarlo a Estados Unidos. No quiere irse de Cuba, “en la Habana estoy bien”.
Tiene más dinero que la media, no vive en una mala casa y puede permitirse la entrada de algunas discotecas (3CUC), algo de beber, tabaco y un almendrón (taxi) para la vuelta después de salir de fiesta. Además, tiene a todos sus amigos aquí y como dice ella, “en EEUU la gente es diferente, no puedes ir a pedirle un poco de azúcar o un poco de arroz al vecino, allí no se conocen”.
Irse
Manuel tiene 12 años y aprendió a nadar en el Malecón. Su padre le tiraba desde las rocas y le iba enseñando. “¿Quieren ver cómo me lanzo de cabeza?”. No le da vergüenza hablar con extranjeros.
Empieza la escuela el 6 de septiembre, dos días antes de su cumpleaños. Pero en agosto, durante sus vacaciones, aprovecha para ir cada día con sus amigos a bañarse al Malecón. También está aprendiendo inglés. Sabe decir good morning y contar hasta four. Su vecina le está enseñando para cuando se vaya a vivir con su abuelo a Estados Unidos, a San Diego. Dice que ya están tramitando el visado y que en unos meses podrá viajar con sus hermanos allá.
Sus padres se quedarán en La Habana.
Sus padres se quedarán en La Habana.
¿Dónde está mi bandera cubana
la bandera más bella que existe?
Desde el buque la vi esta mañana
y no he visto una cosa más triste...!
Con la fe de las almas austeras
hoy sostengo con honda energía,
q no deben flotar dos banderas
donde basta con una: ¡la mía!”
[...]
¿No la veis? Mi bandera es aquella
que no ha sido jamás mercenaria,
y en la cual resplandece una estrella,
con más luz cuanto más solitaria.
Del destierro en el alma la traje
entre tantos recuerdos dispersos,
y he sabido rendirle homenaje
al hacerla flotar en mis versos.
Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día...
¡nuestros muertos alzando los brazos
la sabrán defender todavía!
Mi bandera. Bonifacio Byrne
jueves, 20 de enero de 2011
¿Hasta la victoria siempre? (Libertades)
Son las cuatro de la tarde pasadas y hace un calor que empapa. De esos que abren los poros de la piel. No sólo por el sol que quema, sobre todo por la humedad. Paseando en el Malecón corre una brisa que apenas se nota pero se agradece. Está a reventar de familias enteras de cubanos bañándose en las piscinas artificiales que ha excavado el agua en las rocas. Todo bajo la banda sonora de un par de negros prietos de pelo blanco, con guitarra y trompeta.
Apoyados en el muro que separa el paseo de las rocas y el mar hay un grupo de tres cubanos y dos extranjeros que se van pasando una botella de ron.
Baja la voz Reibert, le avisa su amigo mirando a un policía que avanza hacia ellos a unos metros de distancia. Reibert acaba la frase con algo como “esto ya no se aguanta, muchacho, no es fácil”, pero conteniendo la excitación de hace un par de segundos. Y aún le da tiempo de cambiar de tema y decir alguna bobería mientras el policía llega hasta ellos. No les ha oído. Se planta delante, mira a los extranjeros y les pide los papeles a los cubanos. ¿Qué andan con extranjeros? Nada, dándole a la muela. Mire somos estudiantes, y los tres enseñan el carné. El policía, serio, les hace un repaso de arriba a bajo. Luego escudriña a los dos extranjeros, que han quedado en un segundo plano. Está bien, dice mirando otra vez a los cubanos. Y se va. No se preocupen hombre, esto es normal.Pero cuando ven que somos estudiantes nos dejan tranquilos. Es para la seguridad de ustedes, porque hay mucha gente mala que sólo quiere molestar a los yumas, y son como piojillos que se les pegan y no les dejan. Miren allá, en esa farola. Saluden a la cámara. Los extranjeros levantan la cabeza y no alcanzan a descubrir si se trata de verdad de una cámara.
La vigilancia: una de las vertientes de la restricción de libertades. O puede que más bien el recuerdo de esa vigilancia, que convierte a los cubanos en personas desconfiadas y agrava la sensación de represión. Porque a veces son ellos mismos quienes la ejercen delatándose entre sí o delatando al extranjero por miedo a lo que les pueda pasar a ellos. Sin embargo, eso sólo sucede cuando hay cámaras o grabadoras de por medio. Si no, no temen hablar. Si les preguntas es fácil oírles despotricar de Fidel y su hermano Raúl, a quién describen como alguien más bruto, un militar con menos inteligencia y visión a largo plazo que Fidel. Y eso da qué pensar. Sus reproches van básicamente dirigidos a los gobernantes, pero pocos dicen nada en contra de la Revolución. Es más, la defienden, pero una versión de la Revolución adecuada a nuestros tiempos.
Uno de los ejemplos de esa crítica sin tapujos es el grupo de rap cubano Los Aldeanos. Las letras de sus canciones demuestran que pese a no tener pelos en la lengua es posible seguir cantando en su país, componer y colgar sus temas en internet para que, ellos sí, puedan viajar por el mundo. Es cierto que han disuelto más de una vez conciertos suyos, pero ellos siguen en libertad en su barrio de Nuevo Vedado, en la Habana.
Aunque sí, se trata de una dictadura. Hay elecciones municipales y generales donde la gente vota y el sistema representativo y vertical con diferentes niveles, del municipio a la Asamblea Nacional, parece dar el máximo de voz al pueblo. Pero la realidad es que a fin de cuentas hay un único partido y además la burocracia paraliza la mayoría de proyectos que puedan surgir desde abajo. Sin embargo, cuando condenamos dicha dictadura deberíamos hacerlo habiendo reflexionado previamente sobre las características reales de nuestras democracias.
Las libertades están restringidas, las dificultades para salir de la isla lo ponen de manifiesto. Y eso es algo grave porque se convierte en una arma contra ellos mismos, haciendo que muchos cubanos sientan que viven, en palabras de alguno de ellos, “en una cárcel gigante, como la de Alcatraz, rodeada de agua”. Aunque bastantes de los que han conseguido salir en busca de una vida mejor, pasan los días permanentemente añorados, no sólo de sus familiares, sino de su tierra, de su gente, de su música y de su manera de vivir y entender la vida. Aseguran que si la situación económica fuera otra, volverían sin pensarlo dos veces. Prefieren Cuba y a los cubanos antes que el yuma y eso demuestra el valor intrínseco que posee su isla.
miércoles, 19 de enero de 2011
¿Hasta la victoria siempre? (Economía)
Dicen que es comunismo, como Corea del Norte. Dicen que viven en una dictadura sin ningún tipo de libertad. Dicen, dicen, pero ¿cuánto hay de cierto en lo que dicen?
Trozos de mi visión:
Cuba es imposible de entender y todavía más de explicar, porque es un cúmulo de contradicciones o al menos así lo intuye alguien que ha construido su estructura lógica en el mundo occidental.
Economía
Hotel deshabitado en La Habana |
La isla caribeña se encuentra en un estado de sitio. Estados Unidos, desde la Revolución tendió una soga a su alrededor. Una soga que asfixia la economía cubana. Porque los norteamericanos no sólo no comercian con ellos, sino que intentan minimizar el número de transacciones que tiene Cuba con el resto del mundo. Si hacéis negocios con esos comunistas, EEUU no los hará con vosotros, amenazan.
Hotel de Cienfuegos |
Pero su modelo económico tiene metamorfosis. El año pasado cayó una bomba que según los grandes medios de comunicación es de detonación lenta, pero acabará dinamitando el Régimen socialista. Está por ver cómo van a afectar las reformas económicas. De momento se avanza en la permisión del trabajo por cuenta propia en algunas actividades especificadas por el gobierno -la licencia más demandada es la de vendedor/elaborador de alimentos, es decir cafeterías- y se reduce la plantilla de funcionarios. Aunque esa segunda parte va más lenta por su complejidad. La aceleración del proceso seguramente tendrá lugar después del Congreso del Partido Comunista Cubano, en abril de este año.
¿Un signo de debilidad del Régimen y un giro hacia el capitalismo? No tiene por qué ser así. El Ché, que fue presidente del Banco Nacional de Cuba, decía que “la palanca fundamental de la construcción del socialismo […] debía ser la de los estímulos morales […] sin olvidar una correcta utilización del estímulo material.” Lo que pretendía era poner la economía al servicio de la sociedad y no a la inversa, como sucede en los países capitalistas. Y afirmaba que “resulta claro que dicha estructura es el resultado de acciones humanas […] que es […] factible que posea desviaciones producto de errores y malas interpretaciones por parte de los seres humanos que la crearon, defectos […] que en modo alguno son inherentes al carácter socialista de la economía y que es preciso detectar y corregir para hacer más saludable ésta y la sociedad en general”.
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