lunes, 21 de febrero de 2011

A trancas y barrancas


“El Estado de derecho está preparado para impedirlo”, así se pronunciaba hace unos días el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, respecto a la posibilidad de un plan B por parte de la izquierda abertzale. El artículo de La Vanguardia se cierra diciendo que “Rubalcaba defendió [...]que se respete el distinto cometido de cada institución y, en suma, la división de poderes”.

Unas declaraciones contradictorias. ¿Qué sentido tiene que un Estado, si es de derecho, esté preparado para negarle a la izquierda abertzale un derecho como es el de expresarse libremente mediante la vía política? ¿No define ese concepto la subordinación del poder del Estado al judicial? Entonces, ¿por qué a veces parece que ha nacido otro poder más moderno, mezcla del judicial y el ejecutivo?

Lo que la Fiscalía le pide ahora al Tribunal Supremo roza la paradoja, como explica el editorial de La Vanguardia de hoy. Además, en el texto se explica que: “en un Estado de derecho, el control de legalidad previo ejercido sobre entidades en vías de constitución ha de limitarse al control de los requisitos exigidos por la ley según la documentación aportada y las declaraciones efectuadas, pero sin que quepa decidir en función de la prevención de actividades futuras: se trata de un control obstativo (si hay o no obstáculos legales) y no de un control preventivo”.

A este discurso, proveniente de un medio de comunicación poco dado a la radicalización, se le puede añadir el de Txelui Moreno en la rueda de prensa del pasado jueves 17, para acabar de dibujar la situación con trazos más duros.

El portavoz de la izquierda abertzale hizo varias veces referencia al "miedo del Estado a confrontar un proceso democrático", poniendo como ejemplo “el fracaso del acuerdo de Loyola”, en palabras suyas. Unas afirmaciones que encajaban bien con las de la también presente Anna Gabriel Sabaté, regidora de la CUP. Ella, que habló primero, explicaba como “el Estado ha optado por no llevar a cabo una transición definitiva del Régimen anterior”. ¿Hasta ese extremo se ha llegado?

Txelui Moreno también quiso enfatizar dos claves de esta nueva etapa. Una es la unilateralidad, el cambio del concepto de negociación que ha pasado de ser el objetivo a convertirse en parte del proceso, unida a la máxima de que no han de depender siempre de la firma y el consentimiento del Gobierno español, “hay que hacer pueblo todos los días, no esperar al día D”. La otra clave radica en mantener la unidad de la izquierda abertzale que, como repitió a lo largo de su discurso, está muy fragmentada.

A trancas y barrancas, ¿es así como está evolucionando la situación o sólo es la imagen que se da? Si tan peligrosa es la participación de Sortu en la política, ¿por qué tanta gente está saliendo a la calle para defenderlos?

En el fondo, tal vez todo es cuestión de quién pone los palos en las ruedas y quién es capaz de sacarlos.

martes, 15 de febrero de 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

Els nostres drets

Els líders dels sindicats majoritaris són els nostres grans protectors. Sort d'ells que com diuen, gràcies a la vaga general de setembre han aconseguit arribar a aquest gran acord social. Gràcies per fer-me escriure tantes paraules seguides en cursiva, però la protesta continua.


Manifestació 27G from alícia fàbregas on Vimeo.